Sal del laberinto de soledad

La soledad es un tema incómodo, vedado, del que no nos gusta hablar. No queremos sentirla, no queremos que otros la sien­tan, y aun así es una realidad a la que nos enfrentamos. Y no solo hablamos de la soledad física, de esa que lleva a que cada vez más personas en el mundo ente­ro se vean sin compañía, con quién hablar y compar­tir, sino de esa experiencia íntima que es real para to­das las personas, indistintamente de que vivamos en grandes familias o rodeados por multitudes. “Nos pasa con la soledad lo mismo que con todo aquello que tememos y que preferimos negar, dejar oculto en el armario, bajo la cama, en los sótanos oscuros de nuestra mente: crece, se hace poderosa, como los males no nom­brados, como los Voldemort o los Sauron de nuestro mun­do interno”. Carolina Alonso quiere que hablemos de la soledad, que la nombremos. Pero, sobre todo, que aprendamos a nave­gar nuestras relaciones personales con otros y con nosotras mismas, desde una comunicación honesta con nuestra his­toria y con nuestro ser, para hacernos compañía, sentirnos acompañadas y ser compañía para los demás.